Una lección sobre disfrutar cada trayecto de la vida y a quien nos acompaña en la ruta.
Dicen que el camino de la vida lo iniciamos y terminamos solos. Que nada es para siempre y que toda compañía o posesión es pasajera. Sin embargo, hay una antigua leyenda que asegura lo contrario. ¿Sabes de cuál se trata? Aquí te la contamos.

Antes de la Conquista, los mexicas creían que cuando una persona moría, su espíritu debía emprender un largo viaje hacia el Mictlán —la ciudad de los muertos— para encontrarse con Mictlantecuhtli y recibir el descanso eterno. Y para llegar ahí, l@s difunt@s debían atravesar nueve niveles llenos de obstáculos y desafíos que medían la fuerza de su espíritu.
En el primero debían pasar el río Chiconahuapan, un caudal de aguas peligrosas que podía cruzarse sólo con ayuda del xoloitzcuintle: el lomito considerado un guía espiritual que cargaba sobre su cuerpo las almas para cruzar el río. Pero contar con su apoyo no era cosa fácil, pues se tomaba en cuenta que la o el difunto hubiera sido bueno con ellos en vida, o bien, que fuera enterrado junto a su propio xolo al momento de partir.

Y más allá de la veracidad del mito, esta historia nos recuerda que la vida, al igual que el turbulento camino al Mictlán, es un recorrido lleno de retos, aprendizajes y momentos que se superan con la compañía correcta. Una mirada diferente de cada trayecto, que por largo o corto que sea, puede disfrutarse mejor si actuamos con bondad, sin esperar nada a cambio, aunque muchas veces sí tenga su recompensa.

En ECOBICI, los recorridos diarios por la ciudad, se ruedan mejor cuando respetamos el entorno, cuidamos de nosotr@s y de aquellas personas con quienes compartimos la vía. Cuando vamos a la velocidad adecuada, cedemos el paso a quien camina o usamos el equipo de seguridad; pero sobre todo, cuando disfrutamos de cada kilómetro con conciencia del aire rozando nuestro rostro y de nuestra mente llena de paz.
Porque sabemos que el destino importa, pero el trayecto es lo que lo hace memorable; hagamos de cada recorrido una experiencia a la que siempre queramos volver. Al final, también somos la compañía de otr@s.